ESTRATEGIAS VISUALES PARA PERSONAS CON DEMENCIA: MEJORANDO EL ENTORNO PARA SU BIENESTAR.

La demencia es una condición que va mucho más allá de la pérdida de memoria. Si bien este es uno de los síntomas más conocidos, existen otras alteraciones importantes que afectan la vida diaria de quienes la padecen, como dificultades en la percepción visual, alteraciones en la percepción de profundidad, reconocimiento de objetos o incluso en la orientación temporal y espacial. Por eso, es fundamental adaptar el entorno de las personas con demencia para que sea lo más comprensible, accesible y seguro posible. Estas estrategias visuales son útiles tanto si la persona vive en casa con su familia como si se encuentra institucionalizada, en un hogar o residencia.

Tener en cuenta la forma en que una persona con demencia percibe el mundo puede reducir el riesgo de accidentes, facilitar su movilidad e incluso disminuir la ansiedad o el miedo. Un entorno confuso o sobrecargado puede agravar los síntomas, mientras que un espacio claro y organizado puede favorecer el bienestar y mantener por más tiempo las habilidades funcionales.

A continuación, te compartimos algunas estrategias visuales prácticas para mejorar los espacios donde viven o transitan personas con demencia:

1. Definir claramente los recorridos o pasillos
Los pasillos y trayectos dentro del hogar o institución deben estar bien delimitados, evitando obstáculos, giros complicados o recorridos que se crucen. Esto ayuda a canalizar positivamente la deambulación errática, tan frecuente en personas con demencia. Es importante cuidar tanto los espacios interiores como los exteriores, como patios o jardines.

2. Cuidado con los contrastes en el piso

Evita colocar alfombras o baldosas de colores muy diferentes o con materiales contrastantes, ya que pueden ser percibidos como huecos o desniveles. Esto puede generar temor a avanzar o riesgo de caídas.

3. Pisos mates, sin brillo
Evita los pisos brillantes o de colores claros que pueden parecer mojados o resbalosos para quienes tienen alteraciones en la percepción. 


4. Contraste de colores en los alimentos
En el caso de los alimentos, el contraste visual es un aliado. Si sirves comida clara en un plato del mismo color, puede volverse prácticamente “invisible” para la persona. Por eso, utiliza platos de colores que contrasten con el alimento para facilitar su identificación.

5. Evitar patrones recargados en muebles o paredes
Papeles de colgadura, tapetes o telas con patrones muy cargados o de muchos colores pueden producir sobreestimulación visual. Esto puede manifestarse en ansiedad, inquietud o desorientación, además de afectar la percepción de profundidad.

6. Mejorar la orientación espacial y temporal
Haz que los espacios sean fáciles de reconocer: por ejemplo, mantén la mesa del comedor dispuesta con platos y cubiertos. También puedes colocar letreros o carteles con palabras o imágenes que indiquen la función del lugar. No olvides incluir relojes o calendarios visibles con la fecha, hora y día.

7. Apoyo a las habilidades funcionales
Los entornos no solo deben ser seguros, sino que también tienen que estar diseñados para compensar las pérdidas físicas, cognitivas y funcionales propias de la enfermedad. Esto se logra a través de diferentes métodos, como el uso de iluminación adecuada (evitando destellos o sombras confusas), una correcta organización del mobiliario para facilitar el movimiento,y la reducción de estímulos visuales y auditivos innecesarios que puedan generar confusión o distracción. Como se mencionó en el punto anterior los espacios deben favorecer la orientación temporal y espacial, mediante el uso de relojes visibles, calendarios grandes o carteles con palabras e imágenes. Estos ajustes no solo promueven la autonomía en actividades cotidianas como comer, vestirse o desplazarse, sino que también contribuyen a conservar la autoestima y la dignidad de quienes viven con demencia. Crear entornos comprensibles es una forma concreta de apoyar su funcionalidad y bienestar integral.

8. Atención a las sombras
Las sombras pueden ser interpretadas como agujeros o peligros, generando miedo y ansiedad. Mantener una buena iluminación, tanto natural como artificial, ayuda a minimizar este problema.


Crear entornos amigables y accesibles no solo mejora la seguridad, sino también la calidad de vida de las personas con demencia. Pequeños cambios en el entorno pueden hacer una gran diferencia en su bienestar emocional, físico y cognitivo.


Comentarios